Los radiadores acumulan mucho polvo, lo que puede afectar a su rendimiento. Aprende a dejarlos impecables y disfrutar de una calefacción eficiente.
Se más eficiente en tu consumo y ahorra dinero.
El gas natural y los radiadores de agua son el sistema de calefacción más habitual en los hogares españoles. Es cómoda, segura y la que mayor calor proporciona cuando se quiere calentar una vivienda completa.
Lo primero que tienes que hacer es comprobar si tus radiadores funcionan correctamente o no. Enciende la calefacción y asegúrate de que todos y cada uno de los radiadores se calienta completamente. Si la parte superior no llega a calentarse, es que hay aire en el circuito –solo debería haber agua–. Tras el “diagnóstico”, llega el momento de purgar los radiadores. Es recomendable que esperes a que se enfríen los radiadores.
Para realizar esta tarea tan solo necesitas un destornillador –si la válvula tiene una hendidura– y un vaso o recipiente.
CÓMO PURGAR LOS RADIADORES PASO A PASO
- Localiza en el radiador dónde está el purgador. Puede estar ubicado a cualquiera de los dos lados.
- Coloca el vaso debajo y, con el destornillador o llave en la otra mano, gira la válvula de purgado hacia la izquierda lentamente. Si abres la válvula demasiado rápido, saldrá mucha agua de golpe y no servirá de nada.
- Ciérrala cuando empiece a salir agua de manera regular y sin gorgoteos. Realiza este procedimiento en todos los radiadores de tu casa. Sí, sí, en todos, aunque calienten bien.
Cuando termines de purgar cada radiador, pasa con un paño el purgador en caso de que haya quedado alguna gota de agua. Después (muy importante) comprueba la presión del agua de la caldera. Tras eliminar el aire del sistema de calefacción, es necesario que te cerciores de que la caldera marca una presión entre 1 y 1,5 bares. Si no es así, regúlala con el manómetro, un pitorro que suele ubicarse en la parte inferior de la caldera y llénala de agua hasta que tenga la presión correcta.